Me dice google que hoy
hace 127 años que nació Niels Bohr. Pero resulta que soy de letras.
Estar cansado como para
escribir no quiere decir lo mismo que no querer escribir. Con esto lo
que quiero decir es que espero que me disculpéis por no haber puesto
cosas en una temporadita, más allá de una canción que me encanta y
que, pidiendo un final feliz, ella misma se negaba a sí misma
cortándose repentinamente antes de llegar al clímax. Cosas del
youtube y de los vídeos caseros movilianos, que muchas veces
no sabes si el que los pone estaba en sus cabales cuando decidió
colgar algo interruptus y dejarnos a los fans a medias. Cantus
interruptus debería ser una nueva categoría músico-sexual
Tengo que reconocer que no me di cuenta de que el vídeo estaba
incompleto hasta que ya estaba colgado, pero me hizo tanta gracia
pensar que una canción con ese título no estaba completa que decidí
dejarlo como está. Me descojono con este tipo de cosas, qué le voy
a hacer. Supongo que si lleváis leídas algunas entradas más de
este blog lo comprenderéis. Si no, no pasa nada, ya os lo digo yo:
esti chaval a veces parez que ta mal.
Lo cierto es que sí hay
temas de sobra para contar por esta vía, directa o indirectamente,
pero tengo algo menos de tiempo que en anteriores ediciones y noto el
cansancio que me impide escribir con tanta frecuencia como antes del
verano. La razón que da sentido a este blog sigue siendo la misma y
yo sigo comprometido con ella, pero se han dado una serie de cambios
objetivos que dificultan la escritura: el primero que el pincho a
través del que me conecto a internet es una putísima mierda y hace
que me cueste horrores ver con tranquilidad mis correos electrónicos,
así que no digamos ya otras cosas tipo vídeos de youtube o fotos
del putifesibuk o entrar en blogger. Por otra parte, he vuelto al
trabajo docente (no decente, que conste) y resulta que esta vez tengo
que compartir piso, lo cual hace que mis ratos de tranquilidad sean
cuantitativamente menores. Sí, necesito algo de tranquilidad para
poder escribir, y tener a gente con la que no tienes mucha confianza
pululando por casa es algo que a mí, particularmente, me dificulta.
Ahora escribo esto porque estoy solo, pero en un rato llegará alguno
de mis compas de piso y empezará una conversación seguramente
intranscendente que me retrasará en el muy noble propósito de poner
alguna cosa por aquí.
Que conste que me sigo
encontrando papelitos debajo de la puerta (sí, también en esta casa
de una calle con nombre de santo que no había oído en la vida.
También digo que ahora me gustaría estar en una calle que se llama
como mi cuarto apellido) y me siguen dejando servilletas con palabras
de amor para que las publique, pero por ahora no las compartiré
porque tal vez sea pasarse y no toque. Al fin y al cabo esto nació
como un blog de un interino errante y seguro que si alguien se
encuentra lo que pongo, como resultado de buscar información sobre
vacantes o sustituciones, flipa un poco. Oye, que flipen, que al fin
y al cabo también los interinos errantes podemos hablar de lo que
nos pete, carajo.
Venga anda, reconozco que
me hubiera gustado ser yo mismo quien hubiera escrito esas notas de
amor o esos cuentos que colgué en ocasiones anteriores. Reconozco
que los he copiado de Nigel Rickembacker. Sí, incluso todo el asunto
del amo del tiempo. Pero me consta que Nigel, como yo, tenía una
chica con moño a quien escribirle, y con eso basta. La suya se
llamaba Mary Blackstone-Helix; la mía no, pero casi mejor, no sea
que Nigel venga de ultratumba y me haga una corbata colombiana por
copiota.
También le he copiado
cosas a Luis Coto, pero esas se quedan entre él y yo, que sé que me
lee y me aprecia. A través de estas líneas quiero mandarle un
fuerte abrazo. Luis, iremos pronto a San Telmo, si nos dejan, y
buscaremos juntos los restos, si los hubiera, del señor Arnolfini,
que sé que dejó una nota para nosotros en alguna esquina de bar
roñoso. De Luis hablaré otro día, aunque tal vez os dé una pista
saber que era, y es, el hombre de las enfermedades raras, cuyo gusto
por repetir escenas de cine es casi equivalente a su desánimo y
tristeza por la falta de buenos musicales en el cine español. Qué
digo buenos, digo musicales en general, salvo mierdas tipo “El rey
león”, que son casi un atentado al buen gusto. Luis, perdóname la
indiscreción, ya saben quién eres. Tío, no es culpa mía, es que
soy un bocas.
Me gustaría poner muchas
cosas que no voy a poner. Habrá ocasiones, puesto que vuestro
humilde interino errante seguirá por aquí, observando, criticando y
queriendo. Seguro que veré canciones, oleré libros, oiré películas y soñaré
con desvirgar panderetas. Echaré de menos algún cuello y temblaré
al oír ciertas cosas. Buscaré bigotes en caras de imberbes y beberé
agua en copas de whisky. Visitaré museos desconocidos y tendré
siempre conmigo un llavero y un planeta. Contaré qué tal me va y
seguiré pidiendo sonrisas a quien las hace como nadie en el mundo.
Con Luis y con Nigel, con mis dos hermanos gemelos, con el interino y
con el errante. Faltaría más.
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