Pasarse un sábado morning de mucho sol corrigiendo exámenes tiene mérito. Eso no lo computa la Aguirre cuando dice que trabajamos horas de menos. Japuta. En todo caso, repito que tiene mérito porque lo que apetece es ir a dar una vuelta y ponernos morenos.
Mientras la pila de hojas llenas de típex (¿qué cabrón enseñó a los chavales a no tachar?) y variados estilos de letra ininteligible va bajando poco a poco, el quemazo aumenta de forma inversamente proporcional, así que mejor abrasar por aquí a nadie que empezar a poner ceros (ah, que no se puede, tienen que ser unos) a unas personas cuyo único fallo es que piensan que dos más dos puede ser cinco simplemente porque lo leyeron en la puta wikipedia y no lo entendieron.
Vamos, que el asunto está bastante claro, si no hago pausas me sale el punto ése cabrón que me permitiría al final tener una agradable entrevista con un/a inspector/a preocupado/a por la calidad de la educación y mis tasas de aprobados/suspensos.
Que me estoy yendo. Decía que mejor que corregir se podían hacer otras cosas esta mañanita, como ir de paseo a tostar un poco la cara o releer con tranquilidad esto y luego contarle a alguien las partes más cachondas. La tercera opción es no hacer nada de nada y perder el tiempo tecleando aquí. No, si en el fondo no sé de qué me quejo con lo de la wikipedia, si yo estoy igual: pantallas y teclados, ratones y pinchos. Ahora que lo pienso, habría que decirle a Vicentico que vuelva a unir a los Cadillacs y hagan con "Pantallas y teclados" la segunda parte de esta gran canción.
Coñio, ¿no se nota que corregir afecta a las neuronas? Si esto no tiene pies ni cabeza... Bueno nada, como el examen que acabo de depositar alegremente en la pila de los suspensos.
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