¿Te ha tocado dar vueltas por ahí como una peonza? ¿Tienes más especialidades acreditadas de las que puedes recordar? ¿Conoces pueblos y ciudades de CyL? ¿Tu coche tiene más de 150.000 kilómetros? ¿Te jode que echen sal en las carreteras cuando no nieva ni va a nevar? ¿Tiras con media jornada y te han puesto un horario de mierda? Pues a lo mejor te interesa leer esto. Bueno, o no, pero da igual, yo lo pongo de todas formas.

lunes, 30 de julio de 2012

Extraños en un...


-Estoy un poco apático.
-No me diga.
-Sí, me noto con pocas ganas de hacer cosas.
-¿Y hasta qué punto eso es un problema en su vida normal?
-Pues la verdad es que no sé, me dedico a mirar cosas por internet, pero luego no me apetece hacer mucho más. La gente empieza a decirme que casi no me ve, que no salgo casi de casa.
-Madre, madre, y no será que tiene usted la famosa abulia veraniega?
-Puede ser...
-No puede, es.
-¿Y qué carajo es eso de la abulia veraniega? No lo había oído en la vida...
-Pues, básicamente, una mezcla de desgana, aburrimiento y pereza.
-Pues ahora que lo dice, cuadra perfectamente, lo que pasa que usted lo explica muy bien.
-Hombre, tenga cuidado porque puede ser el inicio de una depresión.
-¿Postparto?
-¿Acaba usted de ser madre?
-Claro que no, ¿no ve que soy hombre, carajo?
-Usted perdone, pero no me había fijado bien, digamos que le veo a usted andrógino.
-Quizás, pero mis espaldas son muy masculinas
-Tal vez sea porque no le he visto las espaldas, ¿acaso le gustaría que lo hiciera?
-Déjelo, déjelo... aunque, ahora que lo pienso, realmente yo tampoco sé de qué género es usted...
-¿Género? Dirá sexo...
-Bueno, eso mejor lo dejamos para otro momento, no nos conocemos tanto aún
-Desde luego...
-Pero no se me queje, es que ya le he dicho que ando un poco taciturno
-Pues oiga, intente no pensar
-Ya lo sé, pero es que sin pensar sería un vegetal, ya sólo me faltaría la maceta...
-Una maceta se la puedo conseguir yo rápidamente.
-¿Cómo?
-En un tris.
-¿Es una nueva tienda nórdica de muebles?
-No, qué va, creo que producen en Marruecos, les sale más barato.
-Bueno, entonces al menos el adobe de la maceta será bueno...
-Se lo garantizo, pero usted hablaba de géneros, si no recuerdo mal
-Efectivamente, pero usted pensaba en otras cosas... y por cierto no me ha contestado.
-Ni lo voy a hacer, dejemos ese asunto para la imaginación.
-¡Pero si me acaba de decir que no piense!
-A ver.. pensar no lo mismo que imaginar.
-Eso puede ser cierto, pero ¿qué sería del pensamiento sin imaginación?
-Desde luego es usted todo un poeta...
-No, no, más bien me gusta verme como un profeta.
-¿Y tiene usted acólitos?
-Tuve una vez un cólico, y casi un acólito alcohólico, pero no funcionó en ningún caso. Actualmente busco mayormente acólitos alcohólicos con cólicos, me valen también con pólipos, afónicos o, incluso, sádicos, pero no sé qué pasa que no los encuentro. No sé cómo David Koresh pudo tener tanto éxito, era mucho más feo que yo...
-No es cuestión de belleza, créame. Pienso que tiene más que ver con la labia.
-A esa señora no la conozco, ¿es de por aquí?
-Usted me toma el pelo... O mejor, usted está en Babia. ¿No sabe qué es la labia?
-Pues no, yo hablo bien, pero no tengo vocabulario, y además a veces me trabo...
-¡Acabáramos! Eso sí que es un problema si se quiere ser profeta...
-¿En serio me lo dice?
-Of course, pero ¿cómo es posible que se compare usted con el amo de Waco?
-Nada, una relación de ideas un poco tonta, es que era un sello musical de mi juventud...
-Ah, sí, creo recordar, yo también era joven por entonces.
-¿Y le gustaban los grupos de ese sello?
-Más bien poco, le echaban muchas ganas pero lo suyo era llevar melena y poco más.
-Óigame usted, no todos llevaban melena... y como si llevar melena fuera un problema para un músico.
-No, más que nada lo digo porque ahora se llevan los flequillos, y claro, como que lo otro queda un poco raro... las melenas son como de jevis, ¿no?
-Desde luego, lo que hay que oír...
-Pero bueno, ¿es que he dicho alguna tontería?
-Pues sí, no sólo los jevis llevan melena, también los viejos rockeros y algún que otro individuo. No le parecerá a usted mal, ¿no?
-De ninguna manera, yo soy muy respetuos@
-¿Y esa arroba?
-No quiero desvelar mi género.
-Dirá su sexo...
-¿Qué dirá mi sexo?
-No me entiende, digo que no me quiere desvelar su sexo...
-¡Qué va! Yo por mí se lo desvelo ya mismo, pero dicen que puede ser una exhibición impúdica
-¿Por?
-Porque temo que detrás de usted haya una señora del Opus Dei.
-¿Y considera usted que esa señora se escandalizaría si usted me desvelara su sexo?
-Desde luego, ella seguro que prefiere otra clase de revelaciones, pero no eso que usted me plantea.
-¿Revelaciones? ¿Pero usted de qué me está hablando?
-Se lo recomiendo fervientemente, es un libro muy interesante, ¿no quería usted ser profeta? Pues revele, revele...
-Ay señor, yo creo que no nos entendemos...
-Tal vez sea porque usted es gordo y yo soy flac@
-No estará hablando en serio...
-Desde luego que sí, tengo una larga experiencia en la materia y podría demostrarle que es imposible la comunicación interpersonal cuando median entre individuos más de 50 kilos de peso...
-¿Y eso cómo se come?
-¿Ve usted cómo hace preguntas de gordo?
-Madredelamorhermoso, ¡es una forma de hablar!
-Ya, como que no quiere decir algo. Me negará usted que hace rato está pensando en comerse un Dupis
-¿Dupis? Yo soy más de donuts, o de palmeras bollo...
-Nuevamente, típica respuesta de gordo.
-Oiga, ¡usted no tiene vergüenza!
-Cierto, se me quedó olvidada en la consigna de una estación de ferrocarril cuyo nombre no recuerdo...
-No me diga.
-Sí, sólo sé que en esa estación los novios ya ni se besan, debe ser que mi vergüenza emite algún tipo de onda.
-¿Corta o larga?
-Ahora es usted impúdico, además de gordo...
-Y usted, perdone que le diga, me empieza a caer mal
-Esa era mi intención desde el principio, ¿no se había dado cuenta?
-Creía que era una amable conversación entre desconocidos, por aquello de hacer más amena esta situación de espera
-Y usted, ¿a qué espera?
-A que me desvele usted su género...
-Y dale, yo género traigo poco encima, únicamente unas muestras de tela de sofá
-Ah, ¿pero usted se dedica a la venta de sofás?
-En contadas ocasiones, otras veces corto el pelo a los canarios, entre otras tareas...
-¿Pero se les corta el pelo? No lo sabía...
-Sí, más en Lanzarote que en Fuerteventura. Tengo un negocio próspero en La Gomera
-Usted se ríe de mí.
-En contadas ocasiones, otras veces corto el pelo a los canarios
-Eso ya me lo había dicho
-Se lo repito porque usted ha entendido mal
-Pues también es verdad...
-Pero bueno, no le demos mayor importancia. Y usted, ¿a qué se dedica?
-Limpio por dentro jarrones chinos. Por fuera lo hace otro.
-¿De porcelana?
-No, le digo que de China.
-Ya, pero le estoy preguntando que si los jarrones son de porcelana.
-Y yo le estoy repitiendo que son de China.
-Déjelo. ¿Considera usted que limpiar jarrones chinos es una profesión con futuro?
-Desde luego, y muy gratificante también.
-¿Y eso?
-Gra-ti-fi-can-te, quiere decir que me causa placer.
-¿Tal vez el mismo placer que comer palmeras bollo?
-Casi tanto...
-¿Ve usted cómo tiene pensamientos de gordo?
-¿Y por qué tanto interés en eso?
-Porque me preocupa su salud.
-Gracias, pero yo venía a ver si me daban algo para mejorar mi estado de ánimo...
-Desde luego, tres comprimidos de Efferalgan, uno cada ocho horas.
-Gracias, pero no hemos completado los diez minutos...
-No se preocupe, desde que hay que pagar 30 euros por consulta ya no viene nadie, tengo tiempo
-¿Me habla usted en serio?
-Claro, esa gente que ha visto usted fuera son los del sintrón.
-Perdone, ¿el sin qué?
-Tron... a propósito, ¿recuerda usted la película?
-Sí, sí, me gustaban las motos con estela...
-Y a mí los cascos de neón...
-Somos hijos de nuestro tiempo.
-No le quepa duda.
-¿Tiene usted algo más para mí?
-Pues ya que estamos, ¿qué le parece un colirio?
-¿Cree que serviría para resolver mi problema de abulia veraniega?
-Por supuesto que no, pero sin duda le vendrán bien a esos ojos suyos tan rojos.
-Sí, los domingos me dicen que tengo ojos bolcheviques...
-Tiene usted pinta de juerguista, desde luego... no sé cómo su corazón aguanta sus fiestas y su abundantes kilos de más...
-Me está faltando al respeto de nuevo...
-No hombre, no. Ése es un lujo que me permito muy pocas veces.
-¿Y esta vez no es una de ellas?
-Puede usted pensar lo que quiera, gordo, yo creo que no.
-Pues me está pareciendo que sí, y no me gusta nada, aquí el que paga soy yo
-Y yo quien cobra, desde luego, no se lo voy a discutir.
-¿Usted sabe que le podría denunciar por esto?
-Sin duda. Atrévase, pero se irá usted con diez recetas más.
-¿De cosas inútiles?
-No, todas utilísimas para su estado de ánimo.
-¿Como cuáles?
-Colirios, enemas, supositorios, vitaminas varias, insulina inyectable, un ventolín, cremas depilatorias y un devoragrasa, todos ellos testados clínicamente.
-Está bien, no le denuncio, pero ¿podría decirme el nombre del devoragrasa?
-¿Ve usted como sabe que está gordo?
-No es para mí, es para mi señora. Entre el bigote y sus manos pequeñas parece un león marino.
-Déjelo estar, seguro que se llevan muy bien siendo usted una foca en el más amplio sentido de la palabra...
-¡Por Dios! ¡Lo que hay que oír!
-A Dios déjelo para la señora del Opus Dei, usted céntrese en olvidar las palmeras bollo...
-Oiga, me voy a ir porque esto ya pasa de castaño oscuro...
-Váyase, váyase, además ya se le ha pasado la hora.
-Pues oiga, que le den por el cul de sac.
-No dude que lo intentan cada día, pero no me dejo.
-Adiós muy buenas, ¡me voy con viento fresco!
-Adiós, recuerde tomarse el efferalgan, y cuídese del viento que venden como fresco, que a veces está en mal estado..
-Sin duda, sin duda
(PORTAZO)


-¡El siguiente!
-¿Se puede, doctor?
-Claro, claro, adelante. Cuénteme señora.
-Estoy un poco apática...
-No me diga.

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