¿Te ha tocado dar vueltas por ahí como una peonza? ¿Tienes más especialidades acreditadas de las que puedes recordar? ¿Conoces pueblos y ciudades de CyL? ¿Tu coche tiene más de 150.000 kilómetros? ¿Te jode que echen sal en las carreteras cuando no nieva ni va a nevar? ¿Tiras con media jornada y te han puesto un horario de mierda? Pues a lo mejor te interesa leer esto. Bueno, o no, pero da igual, yo lo pongo de todas formas.

viernes, 24 de agosto de 2012

Encuentros con entidades

-Perdone, ¿usted es TranTranPalenque?
-Sí, ¿cómo me ha reconocido?
-Ese bombín, esas cejas y ese bigote son muy característicos... no obstante reconozco que he estado a punto de no dirigirme a usted. Tenía miedo de equivocarme de persona.
-Pues ya ve usted que no se ha equivocado. Efectivamente soy TranTranPalenque. El único e inimitable, para más señas.
-Pues me causa una gran alegría conocerle, soy seguidor de todo lo que hace.
-¿Y le gusta?
-Todo lo que hace, claro.
-Me refería a si le gusta ser seguidor mío. A mí me gusta que usted lo sea.
-Sí, eso también, es una actividad que llena de interés las horas muertas que colecciono tras mi jubilación.
-Pues no se hable más, entre usted conmigo en esta tasca y tomémonos un vinate perronero.
-Me encantaría, pero el médico me ha prohibido el acohol y los estimulantes.
-Pues el vinate perronero me lo tomo yo, y mientras usted puede pedir un bitter o un mosto o un biosolán. No me irá usted a decir que el médico también le ha prohibido entrar en bares...
-No, eso por ahora no, pero entiéndame, yo es que he sido muy de largo recorrido. Cuando era más joven me gustaba incluso el olor a la ginebra Kiber. ¿Se acuerda? Era la ginebra con la que desinfectaban las barras... En alguna ocasión he llegado a lamer la barra de un bar...
-¡No me diga! Eso es señal de que estaba usted en manos de Baco... mal asunto.
-Y tanto. Mi amigo Dionisio, además, me insultaba cuando me veía hacerlo. Me gritaba en voz baja cosas del estilo “¡Arre, so, baco, esto es un atraco, que cada perro se lama su pijo y cada palo aguante su vela, sin cera, sin llama y sin ganas!”
-No entiendo esas palabras, la verdad. Pero no se me haga el remolón y entre, hombre, que no deja pasar a los clientes.
-¡Perdón, perdón! Es que me pongo en un umbral y me entra complejo de puerta, me quedo como paralizado.
-A mí me pasa algo similar, pero lo mío es complejo de pasillo.
-Pues imagínese, si encontramos a alguien con complejo de paragüero ya tenemos para la entrada de un piso...
-Me cae usted bien, pero no se pase...
-Pues me quedo aquí, pero hacer de puerta es a veces cansado, ya se lo advierto.
-Ande, pase. Dígame qué le pido.
-Un café con leche, si es tan amable.
-¿Con gotas?
-Prefiero un chorrito, si no sabe demasiado a café.
-¿De qué habla usted?
-De leche, claro está.
-Yo hablaba de coñac.
-Ah, carajo, pues entonces pídame tres.
-¿Tres gotas?
-No, tres cafés.
-¿Tres cafés?
-Sí, uno con leche, otro con gotas y otro sin gotas.
-Pero el sin gotas, ¿con leche?
-No, sin gotas ni leche, y con sacarina.
-Vamos, un solo con sacarina.
-Sí, pero americano, largo de agua y en vaso de cristal.
-Está resultándome usted muy exigente, qué quiere que le diga.
-Ya, pero es usted una patata con bigote y bombín, creo que me puedo permitir el lujo de ser exigente.
-En eso tiene razón. Además me sobra el dinero y, por otra parte, el problema con los estimulantes lo tiene usted, no yo.
-Pues dele duro, TranTranPalenque, y pídame los tres cafés. Mientras tanto yo pondré un disco en la gramola.
-De acuerdo, y si me permite una sugerencia, que suene “Maki, maki”.
-Le veo a usted con filias balcánicas, ¿eh?
-Claro, es el único lugar del mundo donde todavía se puede disparar al cielo tras un trago y llevar bigote con garantías.
-Pues que sepa usted que en mi barrio también se puede disparar al cielo tras un trago y llevar bigote con garantías.
-¿Y qué barrio es ese?
-El barrio de San Telmo.
-¿En Buenos Aires?
-No.
-Desde luego, no tiene usted acento.
-No.
-Desde luego, no tiene usted acento.
-No.
-Desde luego, no tiene usted acento.
-No.
-Desde luego, no tiene usted acento.
-No.
-Desde luego, no tiene usted acento.
-No.
-Desde luego, no tiene usted acento.
-Creo que se ha rayado el disco. Lo cambiaré, ¿le parece?
-Por mí bien, pero esta vez ponga lo que usted quiera.
-Voy a ver si tienen “Tabernero” para dedicársela al amigo de detrás de la barra, siempre conviene llevarse bien con los hosteleros, si me permite decirlo.
-Es un hombre muy formal este Cristóbal, no creo que tenga problemas con él.
-¡Vaya! Sólo tienen “Nuestra cita” o “La que murió en París”, y no puedo decidirme.
-Mejor no ponga ninguna, son muy tristes. Quizás algo francés.
-Es verdad, tengo la sensación de que lo francés es más alegre.
-No siempre, pero hay cosas interesantes en la discografía de Serge Gainsbourg.
-Y en Benjamin Biolay y en Dominique A y en Françoise Breut.
-Es mejor que decida usted, yo no quiero influirle, porque tengo ciertas cuitas pendientes con todos ellos y sus canciones.
-¿Cuitas?
-Sí, cuitas.
-Hacía tiempo que no oía esa palabra.
-Pues aquí la tiene de nuevo “cuitas”.
-Tiene una sonoridad que me gusta.
-Y a mí.
-Tiene una sonoridad que me gusta.
-Y a mí.
-Tiene una sonoridad que me gusta.
-Y a mí.
-Tiene una sonoridad que me gusta.
-Y a mí.
-Tiene una sonoridad que me gusta.
-Y a mí.
-Otra vez el disco rayado.
-Pero, ¡hombre de dios!, ¡qué capacidad tiene usted para escoger discos rayados!
-Lo lamento profundamente. Seguramente se deba a mis nervios.
-No conocía la canción que sonaba.
-No me extraña, es una cara B de Cojonin Cluso. Para más señas, de su segundo EP, “Charanga subliminal”
-¿Cojonin Cluso? Vaya nombres...
-Ya te digo... Uy perdón, ¿puedo tutearle?
-No tiene sentido que me lo pregunte si ya lo ha hecho.
-Perdone, se me escapó. Mi pregunta era por educación.
-Pues tutéame y veamos qué pasa, no sé si sabré seguir bien la conversación...
-No te preocupes TranTranPalenque, seguro que te sale bien.
-Esperemos. No lo pensaré y punto.
-Esto me recuerda a un relato de Nigel Rickembacker...
-¿Sí? ¿A cuál?
-Tar tar tar, tartamudear en un bar. ¿Lo has leído?
-Sí, y lo cierto es que no me gustó nada de nada, es el cuento más pretencioso de Rickembacker. Yo prefiero Ter ter ter, tercio de cerveza, no quinto. Ahí no se nota tanto que copia a Boris Vian y a Auster.
-Pero tiene cierto deje que... no sé, como que no.
-Qué sabrás tú, que rayas los discos. Anda...
-Puf puf, ya tuvo que salir la mierda.
-¿Acaso no está bueno el café?
-¿Cuál de los tres?
-No sé, cualquiera.
-Cualquiera está bien, pero los tres son malos de cojones.
-¿Por el coñac, por la leche o por el agua?
-No sé, pero reconozco que el café es cojonudo. Debe ser arábiga.
-Sólo la base, no te olvides. El torrefacto es lo que tiene.
-Ya, lo cierto es que no sé por qué he pedido café.
-Ni yo, y además este vinate perronero está bastante bueno.
-Me figuro...
-¿Quieres algo de picar? Me acaba de entrar hambre...
-Casi que no, prefiero el ayuno.
-¿Y eso?
-El otro día me llamaron gordo.
-Ah, ¿eras tú el de las palmeras bollo?
-Ehhh, ¿sí?
-¡Ajajá!
-Ajajá, ¿qué?
-Nada.
-¿Cómo que nada? No puedes soltar una exclamación así, como si tal cosa, puede dar lugar a muchas interpretaciones.
-Claro, pero no soy yo el que tiene que interpretar. Yo lo digo y queda ahí, ahora os toca interpretar a ti y al resto de amigos que nos miran.
-¿Quién nos mira?
-Gente.
-No me digas eso que me pongo nervioso. A veces me siento como letras sobre un papel blanco y eso no ayuda nada a mi ansiedad.
-Pues te jodes. Que sepas que hay gente que te come con la mirada. Ya ves, es como magia, pasas de estar en esta tasca a estar en su cerebro. Algunos te vomitarán después, o te soltarán como improperio o para quedar bien, pero tú aguanta, siempre volverás al papel.
-Pero no quiero volver al papel, quiero quedarme en sus cerebros. Ya puestos...
-Te entiendo pero no es posible. Aquí el único que no vuelve al papel soy yo, que decido lo que dices.
-Homenomejodas. ¿Tanto rollo pa esto? ¿Para eso me has traído a la tasca? Haberme pedido un marianito, coño, así lo llevaría mejor.
-Pensé en camuflarte un marianito rojo en un mosto, pero hubiera sido traicionero. Además la guinda me delataría.
-Pues haber cambiado la guinda por una aceituna, hombrededios. Me lo hubiera bebido con gusto. Para ser una patata con bigote y bombín tienes a veces pocas luces...
-Y tú para ser un personaje inventado me parece que te pasas un poco.
-Ya, ya. Ahora me has puesto nervioso, so cabrón. A ver, ¿dónde están los otros cuatro?
-Buscándome.
-Sí, ¿pero por dónde?
-Varias líneas más abajo, o varias fechas más atrás, como prefieras.
-Yo te he encontrado, no me ha resultado difícil.
-Porque yo me he dejado, que conste.
-Mira TranTranPalenque, tengo que agradecerte muchas cosas, pero a veces me resultas muy confuso. No sé qué pensar de ti, me pones nervioso.
-Pues vuélvete al barrio, te están buscando.
-¿Y qué le digo a mi señora?
-Nada, sigue en el cuadro. Eso sí, no le digas nada de la caja.
-No lo haré. Por cierto, no sé volver al barrio...
-Tranquilo, cuando yo ponga “FIN” estarás allí.
-Ah, bueno. Tú sí que sabes.
-FIN

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-TrantranPalenque, sigo aquí.
-Sí, pero ahora le das la mano a una embarazada.
-¡Hostias, es verdad! Oye, que además no me veo tan gordo, qué quieres que te diga.
-Te habrán pintado con buenos ojos. Eso ya no me incumbe a mí. Habla con el del espejo a ver, que yo me tengo que ir.
-Vale anda.
-Hasta pronto.
-Hasta pronto.
-FIN(dus).

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