¿Te ha tocado dar vueltas por ahí como una peonza? ¿Tienes más especialidades acreditadas de las que puedes recordar? ¿Conoces pueblos y ciudades de CyL? ¿Tu coche tiene más de 150.000 kilómetros? ¿Te jode que echen sal en las carreteras cuando no nieva ni va a nevar? ¿Tiras con media jornada y te han puesto un horario de mierda? Pues a lo mejor te interesa leer esto. Bueno, o no, pero da igual, yo lo pongo de todas formas.

jueves, 16 de agosto de 2012

Llegando a 1000

Si alguien más que yo se dedica a echarle un vistazo al contador de visitas del blog habrá podido comprobar que está llegando al número mil, cifra simbólica y de gran importancia porque dicen que es a partir de esta visita cuando se empieza a ganar dinero. Seguro que es un bulo de Internet porque a mí todavía no me ha ofrecido nadie pasta ni creo que lo hagan. En todo caso sé que esta página no es del todo un soliloquio y estoy en disposición de jurar ante la tumba de Elvis que no he sido yo el que ha elevado el contador cliqueando como un loco, que también podía haberlo hecho.

Confieso que cuando empecé esto no sabía cuánto iba a durar o si iba a superar el final del curso en Ávila o si tendría ideas (o ganas) para seguir durante el verano, pero aquí estamos y cada vez me cuesta menos ponerme a dar la chapa a quienes tengan la paciencia de entrar a ver cuál es la última ocurrencia de este interino errante. Estoy seguro de que hay quien se habrá dado cuenta de que últimamente hablo menos de cosas de la profesión y que el tono ha cambiado en algunos momentos, inclinándose más hacia lo personal-personal y menos hacia lo personal-laboral. También es verdad que, como me ha dado por publicitar a anónimos escritores de notas, notitas y servilletas, pues el título del blog puede ser un poco confuso. Pero como no pienso cambiarlo ni dejar de poner lo que mejor me parezca cada día, pido comprensión y ayuda mutua para alcanzar las 2000 visitas en un plazo razonable y así seguir albergando la esperanza de que Bill Gates me regale una muñeca chochona o un perrito piloto.

Seguiré por ahora inventándome diálogos o desarrollando conversaciones entretenidas que oigo por ahí, colgando las notas anónimas que siempre tienen la misma destinataria o señalando lo bueno y lo malo que, según mi entender y parecer, tiene esta profesión de mielda que adoro. Si durante unos días no actualizara esto no sería por no querer, sino por falta de tiempo (tendría que echar mano de mi tovarich el Amo del Tiempo, siempre y cuando él esté en condiciones), aunque también aviso de que ciertas entradas que he metido tienen vocación suicida. ¡Que no salten las alarmas! Lo que quiero decir es que espero que más pronto que tarde llegue el día en que no tenga que escribirlas y pueda susurrarlas a cierto oído. Entonces, si es menester, volveré a dedicarme exclusivamente a mencionar las bondades de las diferentes instituciones educativas públicas castellanoleonesas que me toque visitar o, como mucho, a inventarme arnolfinis o sigfridas o cortadores de pelo de canario que ya me caen simpáticos porque me han hecho disfrutar mientras los encontraba debajo de este teclado lleno de restos de ceniza de tabaco que, a pesar de todos mis esfuerzos, no es todavía enteramente de liar.

¿Y las canciones? Las que ya están son el disco más importante que le he grabado a nadie jamás. Confieso que en alguna ocasión he lamentado no poder componer canciones para abrirme una cuenta de myspace y dar el coñazo por otros medios, pero generalmente soy de la opinión de que hay otros que ya han dicho más o menos lo que yo quiero decir y que, por tanto, siguen valiendo para decir lo que yo quiero decir, y que se me entienda. Es verdad que si no encuentro la canción perfecta posiblemente tenga que inventármela yo, o contarla, o cantarla, pero no me preocupo excesivamente por ello porque sé que un día aparecerá y no necesitaré más canciones, igual que aparecerá el cuento más bonito del mundo y entonces no haré otra cosa más que centrarme en mi verbena particular y en mi propia chica con moño, igual que Abderramán III hará con su reina mora.

¿Y las películas y los libros? Ahí estarán para quien quiera atender a las opiniones de este espectador y lector errante que sólo sabe que hay montones de cosas divertidas que descubrir, algunas casi escondidas pero siempre enseñando la patita para que las encuentres, dándote pistas para llegar a sofás incómodos que se vuelven los más cómodos del mundo si te acompaña quien te tiene que acompañar.

En fin, que voy a seguir pensando en ti, lector/a, y puedo prometerte que seguiré escribiendo cosas para que te rías o me llames loco, indistintamente. Si sonríes será el mejor premio, y si te pongo triste alguna vez será momentáneo, pues lo que me encanta es imaginarte sonriendo. Gracias por todo.

Mil besos mil (un millón).

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