¿Te ha tocado dar vueltas por ahí como una peonza? ¿Tienes más especialidades acreditadas de las que puedes recordar? ¿Conoces pueblos y ciudades de CyL? ¿Tu coche tiene más de 150.000 kilómetros? ¿Te jode que echen sal en las carreteras cuando no nieva ni va a nevar? ¿Tiras con media jornada y te han puesto un horario de mierda? Pues a lo mejor te interesa leer esto. Bueno, o no, pero da igual, yo lo pongo de todas formas.

jueves, 21 de junio de 2012

Qué condenadamente negra


Hoy hace una mañana de sol de ésas tan de Ávila, de las que hacen que al final tenga que decir que me gusta estar por aquí. Cielo azul y sin nubes, un sol que alegra, para mí suficiente.

Tengo que reconocer que, aunque siempre he sido bastante de trasnochar, me encantan las primeras horas del día, siempre y cuando no esté volviendo de borracheira. No sé si suena contradictorio, pero es así. No me gusta el amanecer, no demasiado, siempre que llega y estás para verlo suele ser como el anuncio del final, no del principio de las cosas: si estás con alguien suele ser el momento en que hay que empezar a pensar en irse, si estás liándola por ahí, a mí al menos me supone un bajón tremendo que me empiece a dar el sol, por eso los amaneceres los dejo para las películas. En cambio cuando el sol ya está un poco arriba, y es como hoy, me sentaría en un banco y me pasaría con los ojos cerrados todo el rato en que las sombras son todavía largas, cuando todavía está fresco y el sol calienta pero no quema.

Decía alguien que los mejores momentos del día son ésos en los que las sombras son largas, porque así es más fácil ver si te van a traicionar. Los que somos de tierra de poco sol entendemos esto bastante bien, y yo lo comparto plenamente. A mí no ve van ni las alboradas ni los crepúsculos, sino más bien sus fases post y pre, respectivamente. Caminar hasta el tuto en mañanas como hoy es un placer, anunciando algo nuevo, como los españoles que cantaba Paco Ibáñez, el día está lleno de posibilidades y todo puede acabar bien. Ha habido veces en las que, incluso estando de vacaciones, me he levantado a estas horas para poder darme una vuelta cerca del mar y sólo respirar. Hay días en los que, tras una noche mala, como la de hoy, de las que no sirven para descansar ni para divertirse, sino para morir, una noche entre rejas de las que decía Carlos Berlanga, agradezco infinito notar calor en la cara y fresco en los brazos. Todo es más fácil así, todo puede ser y uno se anima. Creo que lo que me gusta de estos momentos es la sensación de que las posibilidades no estén cerradas, de que aún no está todo dicho, que un nuevo comienzo, aunque sea de 24 horas, es suficiente para entender que todo lo que te pasa se puede relativizar y, si la has cagado, tratar de recomponerlo. Tal vez por eso me guste tanto Atrapado en el tiempo.

El previo a la noche es mi otro momento favorito del día, sobre todo cuando la noche no es fin sino otro principio. El término “noche” está muy prostuituido desde que pululan por ahí señores y señoras que se dedican “a la noche”. Ésos son los que lo han jodido todo, porque la noche no es sólo copas y follar. Entenderlo así es ser gilipollas y candidato a mujereshombresyviceversa. Hablo por quienes entendemos que la noche también es momento de paseo, de hablar, de leer, de ver películas, de mirarse o de, simplemente, estar. Todo es más intenso porque hay menos distracciones alrededor, porque la atención se fija mejor, porque generalmente las circunstancias te obligan a ponerte realmente frente a tus pensamientos. Sé que hay mucha gente a la que no le gusta y creo que por eso, entre otras cosas, toda la literatura y películas de terror prefieren la noche, aparte de por la oscuridad y el silencio, porque en el fondo la noche es un tiempo de cierta soledad en la que nos vemos mejor a nosotros mismos y a nuestros terrores, y a veces es difícil de soportar. Hay que tenerlos bien puestos para reconocer los miedos de uno, para afrontarlos, sobre todo cuando no hay tiritas y tienes que comértelo todo tú, verte en tus peores momentos y decidir tirar palante. Para eso sirve la noche, si estás en condiciones, claro.


Hoy va a ser un día largo.

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