Pues resulta que leyendo
el otro día a Diana Aller un comentario sobre el pelo de Robert
Smith me vinieron a la cabeza muchas canciones de The Cure que hacía
tiempo que no escuchaba. Por cierto, muy recomendables Diana Aller y
The Cure, cada uno en lo suyo, eso sí, porque no quiero ni pensar
cómo será el blog del sr. Smith y no conozco el grado de
conocimiento de Diana en cuanto a composición musical.
La cuestión es que esta
noche, en una nueva edición de “Fiestas Populares en Barrios y
Barriadas, su programa para no desfallecer en Ávila”, tenemos
verbena en el Barrio de San Antonio, y como a veces esto parece el
juego de la oca, pues tiro porque me toca y repito entrada
cancionera, pero esta vez con una pequeña variación y una
reflexión: ¿se puede concebir una verbena de góticos?
Vale, igual The Cure no
son del todo góticos, pero ya que estamos mantengo la pregunta. ¿Es
concebible una verbena de góticos? No sé qué os diga, yo lo veo
jodido, porque pienso que es una cosa un poco contradictoria lo que
yo entiendo por verbena y lo que a lo mejor entiende un gótico, y no
digamos ya un emo, que a veces se mezclan...
En todo caso ¿cómo se
combina lo que supuestamente es alegría de vivir representada en
canciones y farolillos, con una angustia existencial agobiante y un
gusto rayano en la sordidez por el maquillaje, el cardado y la
laca/gomina? Nunca he visto bailar a un gótico, ni a un emo, pero
tal vez hagan como las parejas de jubilados en las verbenas, con
parsimonia pero sentimiento. Y además, como es de noche, pues pa qué
quieres más, todo ahí negro negro, como el alma de Claire Afterlom
(por cierto, un saludo para Fernando, a ver cuándo nos vemos
hombre).
Yo es que soy más de la
integración intercultural e intergeneracional. Tengo ganas de ver a
un gótico bailando con una señora del club de macramé de ésas que
piensan que está mal que su nieto lleve más maquillaje que ella en
sus años mozos, y por eso me ha dado esta vez por seleccionar tres
canciones de The Cure que no son precisamente de las más oscuras (bueno Lullaby, sí, no nos engañemos),
sino de las que Robert escribía cuando se tomaba el diazepam con el colacao de las mañanas. Imagino que ahora tomará hierbas raras y no le harán
falta los ansiolíticos, pero eso lo sabrá él. No quiero malmeter.
A ver, pero yo también digo que si te
encuentras con noticias como ésta, es normal que te dé por los
ansiolíticos, las drogas duras o qué sé yo que yo que sé, porque el mundo está fatal. Qué fuerrt.
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