¿Te ha tocado dar vueltas por ahí como una peonza? ¿Tienes más especialidades acreditadas de las que puedes recordar? ¿Conoces pueblos y ciudades de CyL? ¿Tu coche tiene más de 150.000 kilómetros? ¿Te jode que echen sal en las carreteras cuando no nieva ni va a nevar? ¿Tiras con media jornada y te han puesto un horario de mierda? Pues a lo mejor te interesa leer esto. Bueno, o no, pero da igual, yo lo pongo de todas formas.

domingo, 29 de abril de 2012

Sueños y pesadillas


Este fin de semana he tenido visita. Han venido unos amigos a hacerme un poco de compañía y la verdad es que nos hemos divertido, y a mí me ha venido muy bien tenerlos cerca y hablar de Maradona, por ejemplo, para no darle excesivas vueltas a la cabeza sobre algunos temas que me preocupan.

Como los dánaos, me trajeron regalos: vino y cerveza. Según el día pienso que los regalos dicen mucho de quien los hace, otros días pienso que hablan más bien de quien los recibe, porque en el fondo muchas veces se regala lo que se piensa que le va a gustar al otro. Y hubo más regalos, que en pequeñas cantidades hacen que la vida sea graciosa, pero que en grandes cantidades hacen que te fiche TeleCinco. Entre otras cosas hablamos de que Osbat al Ansar no tiene razón, es imposible que España vuelva a ser un califato islámico: si nos quitan el alcohol y el cerdo no somos nadie. Nos preguntamos también si el choque de civilizaciones de Huntington tendrá que ver con cómo se preparan las lentejas en cada sitio...


El resultado de la visita: dos noches durmiendo poco, dos días de llover y un raid de punta a punta para ver la murallita y la loca academia de policía (¡qué curiosidad genera al foráneo!, pienso. A mí también, al principio) y cosas de susto como ésta:

El templo de la modernidad

Llegamos a tener tiempo incluso de llevar a cabo un acto de confraternización cubano-italiano, de machacarnos el hígado y de hacer trabajar al estómago a marchas forzadas. Y como resultado adyacente, una tarde de domingo de siesta acompañada por el puto viento que, cuando azota, hace que parezca que mi casa se va a caer.


Cubanero y Moretti, dos estilos, dos sabores, llevándose bien
De lo que quiero hablar en realidad es de la siesta; más bien, del tipo de sueño que he tenido durante la siesta, porque ha sido un sueño de ésos de los que te acuerdas, de los que además son bastante realistas y en los que los cambios raros de escenario y personajes parecen hasta creíbles. Un sueño muy ad hoc, o no. Inventado, o no.

Quiero pensar que Freud no se haría millonario conmigo, pero seguro que se pasaba un buen rato haciéndome el análisis de este sueñecito mío. Si yo pudiera hacer millonario a Freud sería porque estoy como una teya, como dicen en mi pueblo. Ni histerias ni actos fallidos, por ahora no estoy en plan de inventarme reacciones alérgicas ni de decir palabras que no son, pero los sueños liberan y a mí me ha venido bien, soñarlo o escribirlo, qué más da.

Te miro raro porque no sé muy bien de qué hablas, chaval

El sueño fue como sigue, va en tercera persona y en cursiva porque me pasa como en el cine, tanto “yo,yo,yo” cansa:

Estaba él en la ciudad y tenía a su perra con él. A la perra le habían cortado el pelo y estaba con cara de mala hostia, mirando de reojo a todo el mundo. Como llovía, se negaba a salir de paseo, así que estaban la perra y él en plan dominguero, con la tele puesta y tragándose una peli mala de sobremesa y un palito de ésos para los dientes, cada uno a lo suyo con no mucho interés. Cuando por fin él logró que la perra dejara de mirar atentamente a la peli mala de sobremesa, al haber dejado de llover, salieron a dar una vuelta y, al final de la calle, en un edificio que no existe pero que es un bloque de viviendas como otro cualquiera, él se encontró con un amigo de la adolescencia que venía a ayudar a otras amigas comunes en una mudanza, pues se estaban trasladando a la ciudad. De pronto empezaron a aparecer todos los miembros de la pandilla que él había tenido años atrás y a los que hacía mucho que no veía, y que sabían por rumores que él ya no compartía sus noches con nadie, por lo que le hicieron una representación de ésas que incluyen gestos entre la conmiseración y la comprensión, así como palmaditas en la espalda. Rito, pensó él. En ese mismo momento, aparecía doblando la esquina la persona que ya no compartía sus noches. Caras de susto por parte de los otros, sorpresa, expresiones tipo “¿qué coño haces aquí?” y cosas por el estilo. Cierto que ella iba bastante tranquila, como si nada. Tenía la intención de dormir en casa de él y de pasar el puente en la ciudad. Todo raro. Entonces él coge el coche y sube al centro a comprar leche a un expendedor de leche que hay donde los taxis. Raro de cojones. Se toma un café en un bar que no existe y al salir, coge el móvil para mirar si ha llegado ya el correo que espera recibir y se encuentra con la persona con la que sí quiere compartir sus noches, y sus días, y va acompañada. Ella y su acompañante se enfadan, se ponen a gritar y ella se acerca a nuestro hombre y le coge la mano, diciéndole que le explique las cosas a su acompañante, para terminar quedándose a este lado. Bajan juntos en coche hasta casa y hay nuevos amigos, de Alicante, de León, en el salón. Por lo visto están ahí también para ayudar en la mudanza de quienes no conocen. Por supuesto se van a quedar a dormir en la casa. Entre ellos se encuentra también la que ya no comparte sus noches. Él presume que va a haber lío pero le da igual, está muy feliz. Aunque sigue sin entender la razón por la que hayan aparecido tantas personas en su casa de repente, piensa en el futuro y es feliz. Se ríe, hablan ellos dos y los demás hacen como que no se enteran de que están hablando y mirándose. Alguien hace un comentario inadecuado sobre él y él echa a todo el mundo de su casa, con gallardía y muy mala hostia, como cuando manda callar a los de la ESO. Todo el mundo se va a buscar otro sitio para dormir, seguro que hay alguna casa más para expoliar. No sería raro que algunos compañeros de la facultad también estuviesen viviendo en la ciudad, visto lo visto, piensa él. No le preocupa mucho. Están por fin los dos solos y hablan y hablan, callan, se acarician y se duermen.

En ese momento desperté. Me parece muy sugerente que el final de un sueño sea dormirse feliz. Uno se despierta de buen humor y eso es fundamental en una siesta porque, si no, jodes el día.

Y estos días tienen más preocupaciones. Todo el mundo anda loco por los rumores acerca de qué pasará el próximo curso con los cientos de interinos errantes que, como el menda, dependemos de que a algún puto burócrata o algún puto asesor de ésos que cobran 3.000 pavos al mes le parezca bien que los chavales de la escuela pública tengan un profesor o profesora en condiciones, y no estén una, dos o tres semanas perdiendo horas de clase porque, supuestamente, hay que ahorrar. Yo no soy muy de rumores, pero está claro que las cosas van a cambiar y va a ser todo distinto. Ya no hay certezas a las que agarrarse, ya nadie sabe nada ni se pueden hacer planes o pensar con un mínimo de seguridad en qué nos va a pasar el próximo curso. Eso sí, mientras se recortan las pelas para los institutos y colegios públicos, la concertada sigue con la misma partida presupuestaria. ¿Por qué carajo nos dejamos tomar el pelo de esta manera? En la mani de esta mañana me ha sorprendido no ver a todos mis compañeros allí. Es cierto que había unos cuantos, pero espero que el resto no hayan pasado de ir por cogerse el puente y que mañana estén como putos clavos en el tuto, porque si no los tacho y les pido que se pongan a la cola para coger número para mi paredón particular. Intento no pensar en ello pero me viene a la cabeza de rato en rato.

De qué te reirás, mamonazo


Prometí que escribiría sobre las medidas éstas que nos quieren aplicar, pero será otro día, cuando esté más encendido y menos resacoso. También otro día puedo hablar de la interpretación de los sueños, daría para mucho y sería entretenido. Creo que esta noche soñaré con acercarme a Valladolid, ir a ver al consejero de educación y hacerle un secuestro express. Esto no necesita mucha interpretación...

Como dice Vicentico, todo es mentira y todo es verdad, por si alguien entiende que la última frase es una incitación a la violencia. Pero bueno, yo no me voy.




Ale, me voy a tomar una cerveza para pasar la resaca

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